EL ALCAZAR DE TOLEDO
¿Sabías que…la primera ocupación permanente del lugar en el que se asienta el Alcazar de Toledo tiene lugar en tiempos de la dominación romana, cuando, en el siglo III d. C., construyeron, en la cima de la colina, un ‘pretorio’ con guarnición militar permanente?.
Debido a su estratégica ubicación, representa un resumen de los principales episodios de nuestra historia nacional, ya que ha sido escenario tanto de aventuras medievales como testigo de guerras del siglo XX. Se trata, por tanto, de un edificio más valorado por su historia que por su arquitectura, algo lógico teniendo en cuenta todas las reconstrucciones que ha sufrido a lo largo de su dilatada historia.
La ciudad creación considerablemente en el año 586 tras establecer Leovigildo la capitalidad del reino Visigodo ampliándose y reforzándose el primitivo recinto amurallado romano.

En 711,tras la invasión de España por los árabes, y, más tarde, por la serie de luchas que mantuvo Toledo frente a los emires de Córdoba, la incipiente fortaleza, denominada por aquel entonces al-Hizan o Alfizén, sufrió sucesivas destrucciones y reconstrucciones destacando las obras ordenadas por el emir Abd-al-Rahman II en el año 836, complementadas por sus sucesores, de las que se conserva actualmente el arco original que enmarcaba el acceso por el ángulo sudoriental.

Fue a lo largo de la Edad Media cuando el Alcázar se trasformaría en autentica fortaleza, con el crecimiento y consolidación de su estructura. En 1085, con Toledo tomada y anexionada a los territorios del reino de Castilla (de los que fue capital a partir de 1087) por las fuerzas castellanas dirigidas por el rey Alfonso VI, quien, tras conquistar la plaza, mandó reedificar el Alcázar para su utilización como morada real, al tiempo que reforzó su fortificación preveyendo el peligro almorávide. Los sucesivos monarcas, Alfonso VII, Alfonso VIII, Alfonso IX y Fernando III, la fueron ampliando y reforzando. Pero fue su embellecimiento comenzó en el siglo XIII de mano de Alfonso X ‘el Sabio’ quien la dota de su actual forma de cuadrilátero reforzado en sus ángulos por torres cuadradas, dando origen así al primer alcázar con esta forma. Actualmente, de esta época, en su fachada oriental, se conservan tres torreones semicirculares almenados y los matacanes.

Tras la caída del reino nazarí de Granada en manos de los Reyes Católicos en 1492, el Alcázar acrecentaría dicha función regia, adquiriendo gran importancia en la vida política, social y cultural de España, ya que muchos reyes que lo habitaron y muchos nobles, guerreros distinguidos y mujeres ilustres pasaron por sus estancias a lo largo de su dilatada historia.
Durante el levantamiento en armas de los Comuneros (1520-23), de nuevo el Alcázar se convirtió en objeto de disputa, siendo controlado, en un primer momento, por las fuerzas leales a Carlos I y, posteriormente, por los Comuneros. Derrotados finalmente estos en la batalla de Villalar en 1521, sus jefes, Padilla, Bravo y Maldonado, fueron ejecutados y fue desde el Alcázar desde donde María Pacheco, viuda del comunero Juan Padilla, dirigió la defensa de Toledo contra las tropas imperiales, que habían puesto cerco a la ciudad. Resistió la viuda el asedio durante tres meses, de donde logró huir antes de que sus seguidores rindiesen la plaza.
Acabada la revuelta, la estancia del emperador Carlos I en el Alcázar con motivo de la convocatoria de Cortes, motivó que el emperador se decidiera a adaptar el recinto a la altura de sus imperiales circunstancias., para lo cual encargó las trazas iniciales a su principal arquitecto, el toledano Alonso de Covarrubias, que empezó su remodelación hacia 1536. Covarrubias se encargó de la fachada norte, a la cual añade un portal plateresco, y, luego, será el arquitecto Villalpando quien desarrollará su trabajo en el patio central y en las escaleras.






Continuadas por su hijo Felipe II, con las mejoras de la construcción de Juan de Herrera, se concibe la fachada sur de estilo churrigueresco y se introduce su estilo en la decoración general del edificio. La fachada oeste es de estilo renacentista, y la este, como ya hemos comentado con anterioridad, medieval.

Felipe II, en 1561 traslada la Corte a Madrid, perdiendo el Alcázar su función de sede regia comenzando así una larga etapa de abandono y progresiva decadencia. A mediados del siglo XVII, se tiene constancia de que el edificio sirvió como cárcel y, posteriormente, como cuartel para la caballería.
Tras la muerte de Carlos II, acaecida en 1700, su viuda, Mariana de Nieburg, fue la última persona de estirpe real que llega a utilizar el Alcázar como residencia.
Entre otros muchos avatares que se viviera en el Alcazar, podemos señalar que su primer gobernador o alcaide fue el héroe castellano de la Edad Media, Rodrigo Díaz de Vivar, llamado “El Cid”, que guareció la fortaleza con mil hidalgos castellanos y aragoneses, antes de ser desterrado por el rey Alfonso VI. El Alcázar también fue testigo de la reivindicación de su fama ya que allí se celebraron las Cortes en las que pidió a su señor una convocatoria para que se le hiciera justicia tras la ofensa de sus yernos, los infantes de Carrión, en el robledal de Corpes, al abandonar a sus hijas tras azotarlas.
También gobernó en el Alcázar Berenguela, esposa de Alfonso VII que vio, desde la torre central de la fachada oriental, cómo miles de soldados árabes atacaban el castillo de San Servando mientras preparaban el asalto a la ciudad de Toledo, intento que luego abandonan, según se cuenta, avergonzados al tener conocimiento de que Berenguela se encontraba desguarecida.
Sus estancias también fueron testigo de los amores de la hebrea toledana Raquel con Alfonso VII, por quien abandona a su legítima esposa Leonor de Inglaterra. Otra huésped ilustre de fue María de Padilla, amante del rey Pedro I “el Cruel”, la cual habitó en el Alcazar durante algún tiempo, mientras que Blanca de Borbón, esposa legítima de este adúltero rey, sufrió dura prisión dentro de su recinto.
Las diversas guerras en las que se vio envuelto el edificio provocó en él nefastas consecuencias. Durante la Guerra de Sucesión fue incendiado en 1700, durante la disputa entre Carlos de Austria y Felipe de Anjou por la ocupación del trono de España, y fue convertido de nuevo en cuartel por el pretendiente austriaco. Los proyectos de restauración se iniciaron durante el reinado de Felipe V y, a partir de 1774, el rey Carlos III autorizó las obras para establecer, bajo la rectoría eclesiástica del cardenal Lorenzana, la llamada Real Casa de la Caridad, con los diseños del famoso arquitecto Ventura Rodríguez. Gran parte del nuevo edificio se aprovechó para proporcionar aprendizaje de un oficio a centenares de jóvenes y adultos de las clases más necesitadas y se pusieron en marcha telares.
Asimismo, durante la Guerra de la Independencia (1808-1813), con la ocupación de Toledo por las tropas francesas, el Alcázar vuelve a ser incendiado en enero de 1810, quedando en pie los muros exteriores y poco más. Posteriormente, desde 1846, fueron sucediéndose las obras de reconstrucción para albergar el Colegio General Militar (trasladado desde Segovia), transformado en academia militar, con el nombre de Colegio Militar de Infantería, convirtiéndose así la Ciudad Imperial en la cuna de la Infantería Española y, posteriormente, en la Academia General Militar, creada el 20 de febrero de 1882.
En 1887, cuando poco restaba para acabar con la totalidad de las obras, el Alcázar sufre un nuevo incendio de carácter fortuito, que tuvo su origen en la biblioteca. En los tres días que duró el incendio, todo quedó reducido a escombros y cenizas; únicamente quedaron en pie los muros, la escalera principal y la arquería del patio. Por fin, de 1931 a 1936, sirvió como sede de la Academia de Infantería, Caballería e Intendencia.

El ultimo suceso sangriento acaecido en él ocurrió durante la Guerra Civil española (1936-1939), cuando el Alcázar fue asediado, desde el 21 de julio al 28 de septiembre de 1936, por las tropas republicanas, que, a pesar de su gran superioridad en medios de todo tipo, se vieron obligadas a recurrir a su destrucción sistemática con aviación, artillería, minas y toda clase de elementos bélicos, al serles imposible su ocupación, dejando el edificio reducido a escombros.









Fue de nuevo restaurado, reconstrucción que culminó en 1961 siguiendo las trazas diseñadas en la época del emperador Carlos y Felipe II, y a día de hoy, alberga en su interior el Museo del Ejército y la Biblioteca de Castilla la Mancha.

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